Sábado Santo. Lectura del día y reflexión Profesor Ramón Fuenzalida

SÁBADO SANTO, 3 DE ABRIL DE 2021

Evangelio  Marcos 16, 1-7


1
 Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle.

2 Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro.
3 Se decían unas otras: « ¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del sepulcro?»
4 Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que era muy grande.
5 Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron.
6 Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron.
7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.»

PALABRA DEL SEÑOR

 

REFLEXIÓN SÁBADO SANTO, PROFESOR RAMÓN FUENZALIDA

 

CELEBRACÓN FAMILIAR DE LA VIGILIA PASCUAL

Las mujeres van a hacer una visita de afecto o inspección. Un dramatismo consciente en el narrador impregna la escena. Un súbito temblor de tierra anticipa un giro inesperado de los acontecimientos. Para evocar el misterio, Mateo emplea imágenes sorprendentes, como la conmoción producida en los elementos de la naturaleza. Luego se limita a presentar los hechos humanamente accesibles como el temblor de tierra, la tumba vacía y las apariciones del Resucitado a las mujeres y a los discípulos.

Del sepulcro vacío parten dos mensajes: el de las mujeres, convertidas en mensajeras de la resurrección, y el de los guardianes del sepulcro, que se dirigen a los sumos sacerdotes para comunicarles lo ocurrido. El hecho cierto es que el sepulcro está vacío; esto lo admiten todos, pero las explicaciones son diversas. Mateo recoge dos posibilidades y las expone con gran neutralidad, al menos aparentemente: el robo del cadáver o la resurrección. Las apariciones en las que se menciona el paulatino reconocimiento del Resucitado tienden a asegurar la íntima conexión entre los momentos de muerte y resurrección.

Es interesante notar que son dos mujeres las encargadas de realizar el primer anuncio de la resurrección. Teniendo en cuenta que en aquella cultura el testimonio de una mujer no era considerado válido, llama la atención el hecho de que los evangelistas relacionen unánimemente el descubrimiento de la tumba vacía con estas mujeres. Lo que ocurrió en aquel momento sigue ocurriendo hoy. La resurrección de Jesús no es un hecho comprobable, sino un hecho sobrenatural admisible únicamente desde la fe. Cuando se cierra el corazón a la fe, la resurrección pasa automáticamente al terreno de la leyenda. Para un cristiano, la resurrección es el fundamento de su fe. Pablo dice que si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. 

RITOS INICIALES

  • En torno al altar preparado, con una Biblia que tenga indicada la lectura que se leerá (Mt 28, 1-10), una vela o cirio apagado, puede haber, en la medida de lo posible, una fuente con agua bendita o sólo agua, como signo del agua del bautismo. Se reúne la familia en silencio. Todos deben tener una vela para la renovación de las promesas bautismales. La casa, en lo posible con las luces apagadas. El papá, la mamá u otra persona idónea preside la celebración. Todos se signan con la señal de la cruz diciendo:

  • Con la letra (M) se indica a quien preside la celebración, (T) todos y (L) el lector del evangelio.

  • T. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Un niño(a) u otra persona idónea pregunta a quien dirige la celebración:

¿Por qué esta noche es diferente a todas las otras noches?

Quien preside (M) responde:

M. Querida familia: en esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, dispersos por el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Celebremos, pues, juntos, la Pascua del Señor, escuchando su Palabra, con la esperanza cierta de participar también en su triunfo sobre la muerte y de vivir con él para siempre en Dios.

Quien preside enciende el cirio del altar, que representa a Cristo luz del mundo, dice o se canta:

M. Luz de Cristo.

T. Demos gracias a Dios.

M. Dios nuestro, que por medio de tu Hijo nos has dado de tu luz, te pedimos que santifiques este fuego nuevo y concédenos que, por esta celebración pascual, seamos de tal manera inflamados con deseos celestiales, que podamos llegar con un corazón puro a la fiesta de la luz eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

T. Amén.

  • Todos canta o recitan el himno de gloria, mientras se encienden la luz.

    Si no se canta el himno de gloria, se recita el texto a continuación.

    Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
    Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
    Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

Quien preside (M) dice:

M. Querida familia: Habiendo escuchado el hermoso pregón que nos anunció las Pascua de Cristo, los invito a oír con recogimiento la Palabra de Dios. Meditemos con la Palabra de Dios cómo Dios nuestro Padre envió al mundo a su Hijo para que nos redimiera. Una persona idónea, de pie, proclama la lectura del Evangelio:

L. Lectura del Evangelio según San Mateo (Mt 28, 1-10)

Pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. De repente se produjo un violento temblor: el Ángel del Señor bajó del cielo, se dirigió al sepulcro, hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. Al ver al Ángel, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. El Ángel dijo a las mujeres: "Ustedes no tienen por qué temer. Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto, pero vuelvan en seguida y digan a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y ya se les adelanta camino a Galilea. Allí lo verán ustedes. Con esto ya se lo dije todo."

Ellas se fueron al instante del sepulcro, con temor, pero con una alegría inmensa a la vez, y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En eso Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: "Paz a ustedes." Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron. Jesús les dijo: "No tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán."

Palabra del Señor

Terminada la proclamación del Evangelio todos toman asiento.

M. Los evangelios han recogido el recuerdo de unas mujeres admirables que, al amanecer del sábado,

se han acercado al sepulcro donde ha sido enterrado Jesús. No lo pueden olvidar. Le siguen amando

más que a nadie. Mientras tanto, los varones han huido y permanecen tal vez escondidos.

El mensaje que escuchan al llegar es de una importancia excepcional. El evangelio de Mateo dice así:

«Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto». Es un error buscar a Jesús en el mundo de la muerte. Está vivo para siempre. Nunca lo podremos encontrar donde la vida está muerta. Entonces, ¿dónde lo podemos encontrar? Las mujeres reciben este encargo: «Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán» ¿Por qué hay que volver a Galilea para ver al Resucitado? ¿Qué sentido profundo se encierra en esta invitación? ¿Qué se nos está diciendo a los cristianos de hoy?

En las orillas del lago de Galilea se fue gestando la primera comunidad de Jesús. Sus seguidores viven junto a él una experiencia única. Su presencia lo llena todo. Él es el centro. Con él aprenden a vivir acogiendo, perdonando, curando la vida y despertando la confianza en el amor insondable de Dios. Si no ponemos cuanto antes a Jesús en el centro de nuestras comunidades, especialmente de nuestra familia, nunca experimentaremos su presencia en medio de nosotros. Si volvemos a Galilea, la «presencia invisible» de Jesús resucitado adquirirá rasgos humanos al leer los relatos evangélicos, y su «presencia silenciosa» recobrará voz concreta al escuchar sus palabras de aliento.

Por tanto, Galilea es el lugar del primer encuentro, el lugar donde conocí a Jesús, supe de él, podría ser un momento, las enseñanzas de alguien (mi madre o abuela, por ejemplo), la iglesia, el colegio, etc.

Revisando mi vida: ¿dónde y cómo conocí a Jesús? ¿dónde puedo encontrarme con Jesús hoy?
Como familia: queremos ir, como los discípulos, hacia Galilea al encuentro con el resucitado, y si queremos, ¿cómo hacerlo?

Al terminar se puede dejar un breve momento de silencio.

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO

M. Les invito a ponernos de pie. Por medio del Bautismo, hemos sido hechos participes del misterio pascual de Cristo; es decir, por medio de este Sacramento, hemos sido sepultados con él en su muerte para resucitar con él a la vida nueva. Por eso, culminado nuestro camino cuaresmal, es muy conveniente que renovemos las promesas de nuestro Bautismo.

  • Del cirio del altar todos encienden sus velas.

  • Quien preside (M) pregunta:

    M. ¿Renuncian al Demonio?
    T. Sí, renuncio.
    M. ¿Renuncian a todas sus obras?
    T. Sí, renuncio.
    M. ¿Renuncian a todos sus engaños?
    T. Sí, renuncio.
    M. ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, ¿creador del cielo y de la tierra? T. Sí, creo.

    M. ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, ¿resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
    T. Sí, creo.
    M. ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna?

    T. Sí, creo.

Quien preside concluye diciendo:

M. Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna.
T. Amén.

Todos juntos rezan la siguiente antífona o entonan un canto adecuado.

T. Vi brotar agua del lado derecho del templo, aleluya.
Vi que en todos aquellos que recibían el agua, surgía una vida nueva y cantaban con gozo: Aleluya, aleluya.

ORACIÓN DE LOS FIELES

1. Quien preside (M) dice:

M. En esta noche de Pascua de Resurrección, elevemos nuestras oraciones hacia Dios Padre. Pidamos por las necesidades de la humanidad, por la Iglesia, por nuestras comunidades cristianas y por nuestra familia.

Uno o varios de los presentes lee(n) las oraciones siguientes.

1. Por las necesidades de la humanidad, en particular Padre, te pedimos para que pueda terminar esta pandemia que nos afecta. Con nuestra fragilidad nos presentamos confiados ante ti. Roguemos al Señor.

T. Escúchanos Señor te rogamos.

2. Por la Santa Madre Iglesia, Pueblo de Dios, para que con nuestras vidas anunciemos sin cesar la Resurrección de Cristo por todo el mundo. En particular oremos por el Papa Francisco y nuestro obispo Jorge Roguemos al Señor.

T. Escúchanos Señor te rogamos.

3. Por los que sufren, quienes están en situación de calle o privados de libertad o enfermos, para que experimenten el consuelo y la alegría de Cristo resucitado en sus vidas. Roguemos al Señor.

T. Escúchanos Señor te rogamos.

4. Por nuestra patria, para que nos esforcemos en construir una sociedad fundada en el amor, la justicia y la paz, donde podamos vivir verdaderamente como hermanos y hermanas. Roguemos al Señor.

T. Escúchanos Señor te rogamos.

5. Por nuestra comunidad parroquial. Para que si bien no podemos estar reunidos celebrando juntos en un templo, estemos unidos en la fe por celebración de la Pascua de Cristo. Así, podamos vivir como hijos(as) de Dios, practicando la bondad y la justicia. Roguemos al Señor.

T. Escúchanos Señor te rogamos.

6. Por nuestra familia, para que Dios nuestro Padre nos regale su bendición y nos ayude a amarnos y perdonarnos unos a otros. Roguemos al Señor.

T. Escúchanos Señor te rogamos.

  • Libremente pueden añadirse otras intenciones.

  • Al terminar, quien preside, dice:
    M. Quédate en medio de nuestro hogar Padre, tráenos la paz de la presencia resucitada de tu Hijo

    T. Amén.

Permaneciendo de pie todos, quien preside motiva la oración del Padre Nuestro, diciendo:

M. Llenos de alegría por ser hijos de Dios, en esta Noche Santa de Pascua, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:

T. Padre nuestro, que estás en el cielo... Quien preside dice la siguiente oración:

M. Infunde en nosotros, Padre tu espíritu de amor, para que habiendo celebrado la Pascua de tu Hijo con la escucha orante de tu palabra, permanezcamos unidos en la misma fe y caridad. Por Jesucristo nuestro Señor.
T. Amén.

M. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
T. Amén.

Canto final u oración.

 

 

 

 

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