Domingo Santo. Lectura del día y reflexión Hna. Nelly Quispe
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- Publicado: Domingo, 04 Abril 2021 13:28
DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN, 4 DE ABRIL DE 2021
Evangelio Juan 20, 1-9
1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro.
2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.»
3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.
4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.
6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo,
7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte.
8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó,
9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.
PALABRA DEL SEÑOR
REFLEXIÓN DOMINGO DE RESURRECCIÓN, HNA. NELLY QUISPE
CELEBRACÓN FAMILIAR DE LA RESURRECCIÓN
Resurrección de Jesús. Parece que Juan quiere explicar, como en cámara lenta, lo que sucedió en el Calvario en el momento de la muerte de Jesús. En la liturgia, en las fiestas del año, la Iglesia celebra el Misterio Pascual siguiendo durante cincuenta días, cronológicamente, el orden de Lucas: Muerte, Resurrección, Ascensión y Pentecostés. En la misma liturgia la Iglesia celebra diariamente el mismo misterio, en línea con la teología de Juan, en la consagración de la misa: en ese momento se recuerda la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Jesús (plegaria Eucarística) y el don del Espíritu. El sepulcro vacío proclama que al Jesús vivo no hay que buscarlo entre los muertos. El «discípulo predilecto», «vio y creyó» porque entendió que a partir de la resurrección a Jesús se le va a encontrar en el corazón de los creyentes.
RITOS INICIALES
• Todos reunidos en torno a un altar antes preparado.
T. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
M. Cristo resucitó, ¡Aleluya!, ¡Aleluya! Hoy nos volvemos a reunir como familia, para encontrarnos con el Resucitado, como el discípulo, veamos y creamos que Cristo resucitó dando gracias.
M. Den gracias al Señor porque él es bueno,
T. porque es eterna su misericordia
M. Den gracias al Señor por su bondad,
T. sus maravillas con los hijos de los hombres.
M. ¡Aleluya! Doy gracias al Señor de todo corazón
T. en la reunión de los justos y en la asamblea. ¡Aleluya!
M.¡Señor Jesucristo, hoy tu luz resplandece en nosotros, fuente de vida y de gozo! Danos tu Espíritu de amor y de verdad para que, como María Magdalena, Pedro y Juan, sepamos también nosotros descubrir, e interpretar a la luz de la Palabra, los signos de tu vida divina presente en nuestro mundo y acogerlos con fe, para vivir siempre en el gozo de tu presencia junto a nosotros, aun cuando todo parezca rodeado de las tinieblas de la tristeza y del mal.
T. Amén
L. Al ver el sepulcro vacío, los apóstoles Pedro y Juan comienzan a entender lo que las Escrituras habían anunciado de Jesús. Acojamos le lectura del evangelio según San Juan (Jn 20, 1-9).
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Se recomienda que se cante el Aleluya.
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De preferencia leer el texto desde una Biblia.
El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida. Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto."
Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Como se inclinara, vio los lienzos tumbados, pero no entró. Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó. Pues no habían entendido todavía la Escritura: ¡él "debía" resucitar de entre los muertos!
Palabra del Señor
T. Gloria a ti Señor.
• Luego de la lectura es bueno compartir entre los presentes, presentamos unas preguntas para facilitar la reflexión, no es necesario responderlas todas.
M. Algunas preguntas para orientar la reflexión y la actuación:
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a) ¿Qué quiere decir concretamente, para nosotros, "creer en Jesús Resucitado"? ¿Qué dificultades encontramos? ¿La resurrección es sólo propia de Jesús o es verdaderamente el fundamento de nuestra fe?
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b) La relación que vemos entre Pedro, el otro discípulo y María Magdalena es evidentemente de gran comunión en torno a Jesús. ¿En qué personas, realidades, instituciones encontramos hoy la misma alianza de amor y la misma "común unión" fundada en Jesús? ¿Dónde conseguimos leer los signos concretos del gran amor por el Señor y por los "suyos" que mueve a todos los discípulos?
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c) Cuando observamos nuestra vida y la realidad que nos circunda de cerca o de lejos ¿tenemos la mirada de Pedro (ve los hechos, pero permanece firme en ellos: a la muerte y a la sepultura de Jesús), o más bien, la del otro discípulo (ve los hechos y descubre en ellos los signos de una vida nueva, ¿ve y cree)?
• Terminado el compartir de la palabra se realiza la oración universal.
ORACIÓN UNIVERSAL
M. presentemos al Señor nuestra oración, respondiendo a cada una de ellas: Danos Señor el gozo de la Pascua.
1. Señor, que has resucitado de entre los muertos, te pedimos por tu Iglesia peregrina en la tierra, por el Papa Francisco y todos nuestros pastores, para que iluminados y fortalecidos con tu Resurrección sigamos siendo testigos de tu amor y de tu Evangelio. Oremos:
T. Danos Señor el gozo de la Pascua.
2. Señor, que nos animas y fortaleces en esta Pascua, mira con bondad a los hombres y mujeres de buena voluntad, para que iluminados y fortalecidos con tu Resurrección, sigan trabajando por la paz y la justicia. Acompaña y bendice especialmente a nuestros gobernantes. Oremos:
T. Danos Señor el gozo de la Pascua.
3. Señor, vencedor de la muerte y del pecado, atiende los deseos y súplicas de nuestros hermanos enfermos, los encarcelados, los drogadictos y alcohólicos. Libera sus ataduras y concédeles el don de la vida nueva. Oremos:
T. Danos Señor el gozo de la Pascua.
4. Señor Jesucristo, danos el don de tu Espíritu Santo, para que llene nuestros corazones de alegría, fortaleza y sabiduría y así podamos seguir anunciando tu Evangelio a todos los hombres, especialmente a nuestros hermanos y vecinos. Oremos:
T. Danos Señor el gozo de la Pascua.
5. Señor, primogénito de entre los muertos, te pedimos por nuestros amigos y familiares difuntos (se puede nombrar a nuestros familiares y amigos difuntos) Para que así como han compartido contigo la muerte, compartan también el don de la resurrección. Oremos:
T. Danos Señor el gozo de la Pascua. • Se pueden agregar oras intenciones.
M. Acojamos todas estas peticiones y presentémoslas al Señor diciendo con fe y esperanza:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
M. Le pedimos al Señor que nos bendiga + en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
T. Amén.
• Canto u oración final